La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que afecta al 2-5% de los adultos y hasta el 10-20% de los niños, en todo el planeta. Se trata de un trastorno crónico y prolongado, caracterizado por piel seca, descamada e irritable y que evoluciona a modo de brotes en que los síntomas son más molestos. Si bien no existe curación conocida, el cuidado periódico y homogéneo de la piel puede protegerla.
Signos Y Síntomas
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica -que también se conoce como eccema atópico- es una enfermedad de la piel que se presenta en la cara y cuerpo de bebés, niños y adultos.


La incidencia va en aumento, sobre todo en el mundo occidental, donde se ha producido un incremento del doble y del triple en los casos conocidos con respecto a hace 30 años. Si bien no se conoce ninguna causa originaria de la dermatitis atópica, existen pruebas de que vinculan la enfermedad con el asma y con la fiebre del heno.
"Esta enfermedad afecta principalmente a los niños -están afectados entre el 10 y el 20% de los niños del planeta -mientras que el 2-5% de los adultos presenta este trastorno."
En los adultos la erupción afecta al cuello y a la zona del escote, los pliegues de los codos, las pantorrillas, las manos y los pies, así como la cara y el cuero cabelludo. Los síntomas y las zonas afectadas son algo diferentes en los niños y en los bebés.
Los afectados por dermatitis atópica a menudo sufren otros problemas consecuentes, como la falta de sueño, el estrés, la discriminación y la falta de confianza en sí mismo. Además de realizar siempre una buena rutina de cuidado de la piel, algunos cambios en los hábitos pueden aliviar los síntomas, por ejemplo vestir ropas de algodón, mantener las temperaturas bajas para evitar el sudor y evitar alimentos desencadenantes.
Si tiene dudas sobre los síntomas, consulte con el dermatólogo o su pediatra.
Causas Y Desencadenantes
Posibles causas y factores desencadenantes de la dermatitis atópica
Los especialistas en dermatología todavía no han descubierto la causa originaria y definitiva de la dermatitis atópica, ni tampoco una cura definitiva. Sin embargo, hay evidencias de que diversos factores conllevan un mayor riesgo para unas personas que para otras. Son:


- Genética. Existe un vínculo demostrado entre la dermatitis atópica, el asma y la fiebre del heno. Si uno de los padres o los dos padece de una de estas enfermedades, existe la probabilidad de que sus hijos padezcan de dermatitis atópica. El riesgo se incrementa proporcionalmente si ambos padres tienen las tres enfermedades, de manera que la probabilidad de que los hijos hereden las enfermedades aumenta.
- Clima/ubicación. Los climas fríos suponen un mayor riesgo de sufrir dermatitis atópica, al igual que las ciudades contaminadas. Se sabe que los niños jamaicanos que se han criado en Londres, tienen el doble de probabilidades de sufrir dermatitis atópica que los niños de Jamaica.
- Género. Las mujeres tienen una propensión ligeramente mayor que los hombres a sufrir dermatitis atópica.
- Edad de la madre. Los niños de madres de mayor edad en el momento del parto tienen mayor riesgo que los de las madres más jóvenes.
La piel atópica carece de los factores hidratantes naturales de la piel, como los aminoácidos, y la formación de lípidos de barrera es imperfecta. Todos estos factores conllevan que la barrera cutánea sea débil y que las capas inferiores sean propensas a sufrir infecciones por rascado con las uñas.
Los propios síntomas de la dermatitis atópica también son factores desencadenantes. Como la piel está seca y pica, los afectados se rascan. Al rascarse, se altera la función de barrera de la piel. Con ello las capas subyacentes quedan expuestas y resultan vulnerables a las infecciones por agentes del medio. Las bacterias provocan irritación por lo que continúa el picor. Esto se conoce como "ciclo de la piel atópica".

Factores Coadyuvantes
Otros factores coadyuvantes
Otros factores que pueden agravar los síntomas ya existentes, aunque cada persona presenta distintos factores desencadenantes, son:

- alergias alimentarias -por ejemplo, leche, queso, frutos secos, marisco
- alergias al alcohol
- alergia a los ácaros domésticos, al pólen y al polvo
- tejidos abrasivos o que no transpiran -por ejemplo, lana y nylon
- níquel -un metal común que se encuentra en las joyas y en los relojes
- formaldehído
- determinados detergentes -que a menudo llevan la etiqueta de "biológicos"
- estrés
- insomnio
- sudor
- tabaquismo
Más información sobre los factores que pueden tener influencia en la piel.
Soluciones
Control de los síntomas de la dermatitis atópica en el cuerpo
No se conoce ninguna cura para la dermatitis atópica, pero existen diversas medidas para su cuidado e incluso para prolongar los periodos de interbrote.
Lo más importante es mantener la piel siempre hidratada con emolientes.
Emolientes
Los emolientes (que también se denominan hidratantes) se deben aplicar todos los días, independientemente de los síntomas. Estas lociones, cremas faciales, aceites de ducha y sales de baño mantienen la piel flexible e hidratada y, por lo tanto, son menos susceptibles de sufrir picor y lesiones. El uso habitual de emolientes reduce el picor.
Algunos ingredientes activos que se encuentran con frecuencia en las fórmulas de los emolientes son:
- Ácidos grasos omega 6 procedentes del aceite de onagra y aceite de semilla de uva. Estos ingredientes suavizan y nutren la piel a la vez que reponen su barrera natural protectora.
- Licocalcón A (un extracto de la raíz de la regaliz). Se trata de un antioxidante y antiinflamatorio natural que reduce el enrojecimiento y calma la inflamación.
Tratamientos dermatológicos
Los brotes agudos requieren un cuidado más intensivo, siendo necesario aplicarse cremas diseñadas especialmente para estos episodios, además de las habituales para la hidratación diaria de la piel. Estas cremas tópicas suelen contener hidrocortisona.

Los corticoides (como la hidrocortisona)
tienen una efectividad ya conocida y una rápida acción a la hora de aliviar el picor y de reducir la inflamación. Sin embargo, presentan algunos inconvenientes. Por ejemplo, su utilización prolongada puede reducir espesor de la piel (atrofia cutánea)."Por esta razón no se pueden utilizar de una manera muy prolongada ni son ideales para bebés ni para niños."
Cuidado diario personal para la dermatitis atópica en el cuerpo
Aunque los factores desencadenantes son diferentes en cada persona, se pueden modificar algunos hábitos cotidianos, de utilidad demostrada, para los afectados por esta enfermedad:


- Mantener las temperaturas y la humedad ambiental bajas para evitar el sudor.
- Utilizar ropas que sean blandas al contacto con la piel. El algodón es cómodo y se pueden poner en varias capas durante el invierno. Las texturas rugosas, como la lana y los tejidos que no transpiran, como el nylon, es mejor evitarlos.
- Mantener los productos de cuidado de la piel en el frigorífico, y así, fríos, pueden aliviar el picor más fácilmente.
- Escribir un diario, anotando los factores desencadenantes de los brotes.
- Ir de vacaciones a climas moderados - ni demasiado calientes ni demasiado fríos.
- Lavar las ropas nuevas antes de utilizarlas por primera vez para eliminar resíduos de tintes de las prendas.
- Utilizar guantes de algodón por la noche para evitar el rascado mientras duerme.
- El tratamiento con "vendas húmedas" puede aliviar el picor y reducir el deseo de rascarse (consulte con el dermatólogo).
- Tomar duchas en vez de baños, nunca demasiado calientes (<32°) ni demasiado frecuentes ni prolongadas.
- Limitar la duración de los baños a menos de 5 -10 minutos.
- Utilice siempre aceites de baño (o aceites de ducha) ya que éstos tienen un efecto de regeneración y protección de los lípidos de la piel.
- Evite las esponjas duras y los cepillos de ducha durante el baño y/o ducha.
- Haga yoga o meditación para aliviar el estrés.
Si no está seguro sobre el tratamiento a seguir, consulte con el dermatólogo.